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Friday, April 19, 2024
@SurvivorsUF

This story was translated by Guamay Martell

Este artículo analiza la agresión sexual y las historias de los sobrevivientes. El contenido información puede ser sensible.

“Al ver todas las historias que han estado saliendo, supe que no podía permanecer en silencio. No sé cómo mejorar esto. Pero sí sé que cada sobreviviente merece ser visto, escuchado, creído y apoyado.”

Este fragmento, fue parte de la historia de un sobreviviente anónimo. Escrita en la aplicación de notas de su iPhone, esta historia es una de muchas otras similares: sobrevivientes que relatan y reclaman sus experiencias, algunas anónimas, otras no — para inspirar, informar y sanar.

La página de Twitter @SurvivorsUf ofrece una salida para sobrevivientes de violencia sexual. El objetivo era brindar a los sobrevivientes una plataforma para compartir sus historias sin temor a ser juzgados, heridos o marginados socialmente, según sus propietarios. En un período de dos meses, la página recibió más de 50 historias.

Los propietarios de la cuenta tienen una afiliación con la universidad y desean permanecer en el anonimato. Uno ellos explicó que esta iniciativa surgió porque hay muchas historias de violencia sexual en UF que deben darse a conocer.

En los campus universitarios, una de cada cinco mujeres y uno de cada 71 hombres informan haber sufrido una forma de agresión sexual, según informa la Encuesta nacional sobre la pareja íntima y la violencia sexual. Según la Red Nacional de Violación, Abuso e Incesto, solo el 20 por ciento de las estudiantes denuncian a las autoridades tras haber sido agredidas ya que la mayoría temen represalias.

Meghan Ballis es una de estas sobrevivientes que pertenecen a este 20 por ciento. La patóloga del habla y lenguaje de 24 años hizo su primer año universitario en UF, donde había querido asistir toda su vida. Este primer año se convirtió en su último después de haber sido abusada sexualmente.

En una entrevista con The Alligator, Ballis recordó el incidente que comenzó con una fiesta de Phi Delta Theta en octubre de 2013. Ella dijo que recuerda que un miembro de la fraternidad la llevó a una casa lejos de la fiesta. Después de una noche de beber, Ballis recuerda haber huido al baño, sentirse enferma y temer por su seguridad. Ella se escondió del miembro de la fraternidad.

A pesar de haberse escondido, ella recuerda haber sido trasladada a la habitación del atacante pero su memoria de los hechos aún sigue borrosa. Sin embargo, Ballis afirmó recordar fragmentos de los sucedido durante toda la noche.

Debido al trauma, los sobrevivientes a menudo reprimen inconscientemente los recuerdos como parte del mecanismo de defensa del cerebro. El Centro Nacional de Investigación para la Prevención de la Violencia contra la Mujer descubrió que casi un tercio de las víctimas de violación desarrollan un trastorno de estrés postraumático después de su ataque.

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Ballis recuerda que vomitaba en la cama constantemente, lo cual hacía evidente que no se encontraba en un buen estado en ese momento. Además, también recuerda vívidamente haber dicho 'no' e intentar alejar físicamente las manos de su agresor.

A la mañana siguiente se despertó sin saber dónde estaba; salió de la cama de su asaltante en silencio para no despertarlo. Ballis recuerda que el piso estaba pegajoso y que se miraba en el espejo donde se dio cuenta que estaba llena de “chupetones” dolorosos por todo el pecho. A su vez notó que tenía el cabello todo vomitado; según compartió, todo le parecía asqueroso y solo quería ir a casa.

Ballis no denunció los sucesos a la policía; en su lugar, regresó a su dormitorio del cuarto piso en Rawlings Hall, donde se sentó en el piso de la ducha comunitaria llena de dolores.

UF realizó una encuesta de agresión sexual y mala conducta en todo el campus en el 2019. La encuesta encontró que el 30.1 por ciento de las mujeres y el 7.7 por ciento de los hombres que estudian en UF experimentaron "contacto sexual sin consentimiento".

Estos números representan un aumento de casi el 10 por ciento para las mujeres desde la última encuesta realizada en el 2015.

Caroline Pope, una estudiante de sociología de 22 años en UF, es otra sobreviviente. Al igual que Ballis, compartió su historia en @SurvivorsUf con la esperanza de inspirar un cambio a largo plazo.

El ataque de Pope tuvo lugar en 2017 en la casa fuera del campus de Zeta Beta Tau (ZBT), una fraternidad cuyos miembros dijo que consideraba "familia cercana" en ese momento. Sus atacantes eran personas que la conocían, dijo. Sin embargo, según Pope contó en su historia, se aprovecharon de ella cuando estaba borracha.

Esta es la realidad para la mayoría de las sobrevivientes de violación ya que como informó el Departamento de Justicia de EE. UU., el 78 por ciento de las agresiones sexuales son cometidas por personas conocidas.

Después de identificarse públicamente como la víctima en una historia publicada anónimamente en @SurvivorsUf, Pope se puso en contacto con el actual presidente de ZBT, Ethan Curtis. Al escuchar su historia, Curtis le dijo a Pope que la fraternidad estaba en contacto con Interfraternity Council’s (IFC) para ponerlos al corriente del incidente.

Curtis le dijo a The Alligator que ZBT realizó un seminario web interactivo el 16 de julio con Brandace Stone, especialista en promoción de la salud para fraternidades y hermandades en GatorWell, que discutió cómo evitar ser un espectador ante este tipo de sucesos.

Según Curtis, ZBT planea inscribir a cada uno de sus miembros en el programa de capacitación Green Dot, un esfuerzo internacional y universitario para capacitar a los transeúntes sobre cómo y cuándo intervenir en situaciones como acoso o violencia doméstica, una vez que la universidad ofrezca autorización.

Pope explicó que contar su historia es parte de su proceso de curación para crear un cambio sistémico porque no quiere que esto le pase a otras chicas. Añadió que estos eventos no suceden exclusivamente en UF, sino en otros lugares y universidades alrededor del mundo.

Después de compartir su historia en Twitter, Pope dijo que sigue recibiendo un gran apoyo en las redes sociales. Aunque indica que ser una sobreviviente significa una vida de sanación, Pope se siente más fuerte cada día. Esa fuerza, comentó, proviene de usar su experiencia para ayudar a otros.

Pope concluyó que es desgarrador saber que no has sido la única víctima, pero que de alguna manera la hace sentir un poco mejor saber que no está loca y que no imaginó lo sucedido ya que otros han afrontado situaciones similares.

La página de sobrevivientes de UF está trabajando actualmente en una lista de demandas que presentarán a la administración de UF para mejorar la cultura del campus. Los propietarios de la cuenta también dijeron que esperan asociarse con Green Dot con el objetivo de que UF reconozca que la violación y la agresión sexual son problemas latentes en el ambiente universitario y que asuma responsabilidad por ello.

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