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Thursday, June 05, 2025

La Maracucha: No solo una persona, sino un sueño hecho realidad

Restaurante venezolano local se apoya en la resiliencia y la comunidad

Eros Puentes (left) and Marialejandra “Mariale” Puentes (right) smile at each other in their restaurant, La Maracucha, on May 21, 2025.
Eros Puentes (left) and Marialejandra “Mariale” Puentes (right) smile at each other in their restaurant, La Maracucha, on May 21, 2025.

Para la mayoría de sus clientes, Maria Alejandra Puentes es conocida como La Maracucha, pero el apodo es mucho más que una referencia a su ciudad natal — es un sueño, un legado familiar y una responsabilidad que lleva con orgullo.

Maria Alejandra, quien también se hace llamar Mariale, tiene un don para cocinar comida tradicional venezolana basada en los sabores de su hogar, Maracaibo, tal como le enseñó su madre. Lo que comenzó como una forma de reconectarse con su cultura evolucionó hasta convertirse en un sueño hecho realidad, sostenido por años de esfuerzo. 

“Soy muy penosa”, dijo Mariale. “Pero me da mucho orgullo cuando me dicen ‘Maracucha’”.

La dueña y cocinera del restaurante expresó que se siente muy satisfecha al saber que la gente se va feliz y llena después de comer uno de sus platos. 

Mariale conoció a su esposo, Eros Puentes, tras mudarse a Miami, donde trabajaban en el mismo hotel. La semilla del negocio se plantó en 2017. Ella preparaba comidas calientes para sus compañeros de trabajo, quienes se enamoraron de su sazón. No pasó mucho tiempo antes de que empezaran a comprarle los platos.

Con el apoyo de Eros, ese espíritu emprendedor se transformó en su restaurante más sonado: La Maracucha. 

Para alejarse del caos y el ajetreo de Miami, la pareja se mudo a Gainesville en 2020. Así nació su nuevo proyecto — abrir un camión de comida. Mariale cocinaba, y Eros, el gerente general, se encargaba de la contabilidad. Su arma secreta, la madre de Mariale, también ayudaba en la cocina. 

Estacionado frente a un Ace Hardware, el camión de comida enfrentó algunos obstáculos. Algunos vendedores cercanos fueron amigables e incluso se convirtieron en clientes, mientras que otros se quejaron porque ocupaban espacios de estacionamiento, dijo Eros. 

La familia aprovechó la oportunidad de abrir un local físico en 2023 en West University Avenue. 

Lograron conseguir el lugar gracias a un cliente habitual que se mudaba a Texas y les ofreció su espacio, dijo Eros. La pareja acordó hacerse cargo del contrato de arrendamiento. 

La Maracucha ofrece un menú completo venezolano, una variedad de crepes y helado. Es lo mejor de ambos mundos. 

Eros comentó que ni siquiera sabía que era un crepe antes de comprar el lugar. Ahora asegura que se ha vuelto bastante bueno preparándolos. 

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“Es muy lindo cuando te gusta lo que vendes”, dijo Eros.

La temporada baja de verano

Durante el verano, cuando las ventas bajan, tener una variedad de productos ofrece una ventaja extra. Aun así, las ventas siguen siendo difíciles. 

“No hay otra manera de hacerlo”, dijo Eros. “Tenemos que reducir el horario”.

Adoptaron un horario de verano más corto, abriendo a las 11 de la mañana en vez de las 7 de la mañana, y cerrando a las 10 de la tarde en lugar de medianoche. 

Por estar tan cerca del campus de UF, muchos de sus clientes son estudiantes, cuando se van durante el verano, el negocio se ve afectado, dijo Eros.

“Cuando los estudiantes o clientes se van, también se van mis empleados”, dijo. 

A pesar del aumento de precios en alimentos como la carne y el aceite, el alquiler, la electricidad y la disminución de ventas, Eros ha mantenido los precios originales. Como cubano, dijo que entiende la importancia de que la comida sea accesible. 

“Veo otros restaurantes venezolanos que siguen subiendo los precios”, dijo Eros. “A veces ganan más, pero hay muchas personas que se dan cuenta, y no están contentas con eso”.

Crear comunidad

Durante un turno, Eros escuchó a un cliente habitual y a uno nuevo conversar sobre sus acentos colombianos. Aunque eran de diferentes generaciones, se conectaron a través de su cultura, contó. 

Atribuye la llegada de nuevos clientes al boca a boca de la comunidad latina que los apoyaban desde los días del camión de comida. Ese tipo de recomendación genera confianza, algo que no puede reemplazar un anuncio en Instagram. La interacción comunitaria es esencial para el negocio. 

Eros dijo que ha construido una relación simbiótica con la comunidad de Gainesville. En medio de las noticias sobre Venezuela y Cuba, comentó que los anglohablantes le preguntan con curiosidad y “escuchan con pasión” cuando habla su cultura.

“Les gustan mucho mis historias”, dijo. 

Mariale siente lo mismo. Cuando se mudó a Gainesville, no encontraba muchos latinos.

“Quizás al año, tú ibas a Walmart y de repente escuchabas a alguien hablando español”, dijo. “Poco a poco, [esa comunidad] fue creciendo”. 

Comentó que colombianos, puertorriqueños, mexicanos y todo tipo de latinos visitaban su camión de comida en busca de un sabor familiar, aunque no fueran venezolanos. 

“El apoyo de ellos fue mucho”, dijo. “Fue el empuje”.

Obstáculos

Mariale se enorgullece de su comida fresca y tradicional. Pero en la cocina solo están ella y su madre. Aunque otro empleado ayuda a emplatar, puede volverse difícil cuando hay muchos clientes en fila. 

“El empezar siempre es duro”, dijo Mariale. Pero se niega a sacrificar la calidad. El sabor se queda en la familia, afirmó.

Para obtener los mejores ingredientes, compra la carne en Miami, lo que implica un viaje de tres días al sur de Florida. Según la temporada, la oferta y la demanda generan un gasto adicional casi todos los meses.

También le cuesta equilibrar su rol como dueña de negocio, cocinera, esposa y madre de un niño de 5 años con autismo. Es agotador y significa sacrificar vacaciones o días libres, comentó. 

Pero siente que vale la pena. Como alguien que ha dejado su país y sus costumbres para adaptarse a uno nuevo, Mariale entiende ese deseo de sentirse en casa.

“Tanto a mi mamá como a mí, nos llena de emoción preparar comida, de hacer que la gente se sienta feliz comerse algo que les guste”, dijo. “La hacemos con mucho amor”.

Un sabor a hogar

Isabel Velasco, una joven de 21 años que trabaja en La Maracucha, contó que encontró el camión de comida cuando se mudo a Gainesville para estudiar en UF. al crecer con padres venezolanos y dejar su ciudad natal, Miami, extrañaba estar rodeada de gente hispana. Fue clienta por un año antes de trabajar con los Puentes. 

“La primera vez que vi el camión de La Maracucha dije de inmediato ‘Sí, este es mi lugar’”, dijo. “Así que empecé a venir todo el tiempo”.

“Estoy muy apegada a este lugar”, dijo Velasco. “Ellos [los dueños] me recuerdan a mi familiar en casa”.

Comparado con otros restaurantes venezolanos, La Maracucha se siente más íntimo. 

“Todo está hecho con mucho pensamiento,” dijo. 

Isabella Tang, estudiante de ingeniería civil, dijo que pudo conectar con otra cultura a través de la comida. Originaria de Hong Kong, fue su primera vez en el restaurante, atraída por un cartel de empanadas, un plato que probó una vez en Panamá.

“Me gusta el ambiente aquí”, dijo Tang. “se siente como estar en la casa de un amigo”.

El espacio, la decoración y las conversaciones en español contribuyen a ese ambiente hogareño, explicó.

Huheily Hernandez, una residente de Gainesville de 31 años que trabaja en Walmart, cenó junto a Dairo Ortiz, un repartidor de Walmart de 30 años que le recomendó el lugar.

Hernandez dijo que ella y Ortiz solían ir al camión de comida todos los domingos porque a él le encanta la sopa.

Ha probado de todo y le encanta todo: los pastelitos, las empanadas y los tequeños, comentó. Gracias a sus frecuentes visitas, ha llegado a conocer a los dueños, a quienes describe como personas muy amables.

Destacó la importancia de apoyar negocios de inmigrantes y dueños latinos como los Puentes. Le da la oportunidad de comer comida de su tierra, dijo.

Comer en La Maracucha se siente como “estar en Venezuela de nuevo, comiendo las arepas”, dijo Hernandez.

Para la dueña Maria Alejandra, reacciones como esa son lo que hace que su sueño cobre vida. 

Póngase en contacto con Allison Bonnemaison y Sofia Bravo en abonnemaison@alligator.org y sbravo@alligator.org. Síguela en X @allisonrbonn.

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Allison Bonnemaison

Allison is a journalism and international studies sophomore. She is the Summer 2025 food reporter at The Avenue. In her free time, she enjoys drawing and finding new music to listen to.


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