Billy Napier apareció por la entrada lateral del Heavener Football Training Center. Un bolso deportivo negro colgaba de su hombro derecho. Con la cabeza inclinada, los ojos fijos en el pavimento, se detuvo un instante para abrazar a un miembro del personal y murmuró: “Si alguna vez necesitas algo, avísame”.
Una hora antes había ingresado al edificio para una “reunión solo de entrenadores”. Durante ese lapso, se confirmó que su etapa en la Florida llegaba a su fin y que Billy Gonzales asumiría como entrenador en jefe interino.
Napier no se volteó. No echó una última mirada al lugar donde dejó incontables horas, su segunda casa. Subió solo a su Mercedes Maybach blanco, cerró la puerta y se marchó.
Los Gators habían escapado el día anterior ante Mississippi State con triunfo 23-21, salvados por una intercepción en el tramo final. Aunque es raro que un entrenador en jefe sea despedido después de una victoria, dadas las circunstancias, tenía sentido.
Napier acumuló un récord de 22-23 en cuatro temporadas, el peor de un entrenador de Florida en sus primeros 40 juegos desde la década de 1940. No logró capitalizar un 2024 prometedor, acabando en 8-5, y en su cuarto año el programa parecía haber retrocedido tras un arranque de 3-4.
Antes de abandonar el campo por última vez con el logo de los Gators en el pecho, se tomó más tiempo para abrazar a los suyos. En medio campo, abrazó a su esposa y decidió quedarse para tomarse fotos con su familia, algo poco habitual.
Tras el partido evitó responder directamente sobre su futuro. Pero por primera vez, parecía consciente de que podía ser su último acto, como si por fin hubiera visto la sombra que lo acompañó toda la temporada.
“Amo el fútbol americano”, dijo, con la voz entrecortada, cuando le preguntaron si creía que su tiempo como entrenador de Florida había terminado. “Amo este juego”.
Las victorias compran tiempo; las derrotas lo quitan. Y Napier, entrenador de los Gators durante cuatro turbulentas campañas, parecía asumir la decisión inevitable que lo esperaba.
“Elegí la profesión de entrenador. Fui llamado a entrenar”, afirmó. “Lo bueno viene con lo malo, y lo malo con lo bueno”.
En la semana previa a su destitución, ya se respiraba que el reloj se había agotado. Los Gators fueron superados por el entonces No. 5 Texas A&M el 11 de octubre y, en las conferencias posteriores rumbo a Mississippi State, a Napier y a sus jugadores les preguntaron varias veces por su legado, lo que significó para el programa y por qué debía seguir en el cargo.
“Estoy extremadamente agradecido con el coach Napier y por todo lo que ha hecho por mí y mi familia”, dijo el mariscal DJ Lagway tras el último juego. “Es un gran entrenador, y agradezco haber podido jugar para él”.
Ahora, Florida aprenderá a navegar sin Napier. Bajo el mando de Gonzales, los Gators (3-4, 2-2 SEC) tendrán una semana de descanso antes de viajar al EverBank Stadium, en Jacksonville, para enfrentar a los Georgia Bulldogs, No. 5 (6-1, 4-1 SEC), el 1 de noviembre a las 3:30 p. m.
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Luke is The Alligator's Sports Editor and is a senior sports journalism student. In his free time, he enjoys playing with his cat named Pete and going down a rabbit hole of niche professional athletes (shoutout Charles Sims).
Vera Lucia Pappaterra is The Alligator's Fall 2025 Caiman editor and a junior journalism and history student. She previously served as the enterprise race and equity reporter and the university general assignment reporter. In her free time, she enjoys being a menace on wheels (bike wheels).
